Por un Mayor Papel del Español en la Prensa y la Sociedad Estadounidenses
En febrero del 2016, el New York Times, uno de los periódicos de mayor prestigio en Estados Unidos, anunció el lanzamiento de The New York Times en Español, una página que ofrecía “una selección de lo mejor del New York Times traducido al español y también artículos originales.” Después de tres años, la compañía suspendió el sitio, que a pesar de atraer una nueva audiencia, “no demostró ser financieramente exitoso.” En enero de este año, el Washington Post decidió poner fin a Post Opinión, su incursión en la producción de artículos en español con enfoque en Latinoamérica, con sede en la Ciudad de México. Además, durante los últimos años, las empresas de prensa que publican principalmente en español se encuentran en dificultades económicas. Hoy, un periódico español basado en Chicago, anunció su cierre en 2019. Hasta Univisión, el gigante de la prensa hispanohablante en los Estados Unidos, atraviesa dificultades financieras desde hace años.
¿Qué nos demuestra esta situación sobre el uso del español en los Estados Unidos? ¿Habrá empezado un declive inevitable en la utilización del español similar a los declives vistos anteriormente con el italiano y el alemán? ¿Fracasa la industria en adaptar a servir a una población hispanohablante que se vuelve cada día más bilingüe? Estas preguntas surgen de otra preocupación más profunda, la cual ha sido una fuente de polémica política en el país: ¿Qué papel debería tener el español en los Estados Unidos?
La relevancia de esta pregunta surge de la historia de la lengua española en los Estados Unidos, que desde su principio ha sido un país multilingüe. A diferencia de otros idiomas, el español se distingue por ser a la vez una lengua colonial, indigena, y migrante, según la historiadora Rosina Lozano de la Universidad de Princeton. El español como lengua de los inmigrantes es quizás la definición que más conocemos hoy en día, pero las dos otras definiciones son de igual importancia. Con la llegada de los conquistadores al continente y la creación del imperio español en el siglo XV, el idioma, como lengua colonial, se expandió en las Américas, incluso en varias partes de lo que hoy se considera Estados Unidos. Sin embargo, hay que también notar su posición como lengua indígena. Cuando Estados Unidos conquistó los territorios de México en el sur oeste tras la guerra de 1848 y Puerto Rico de España a principios del siglo veinte, la gran mayoría de la gente que vivía en estas áreas hablaba español.
Entonces, al considerar la lengua española en Estados Unidos, imponer la narrativa de que el español es una lengua de inmigrantes en declive es una simplificación peligrosa que excluye a millones de hablantes estadounidenses. Visto así, en vez de ser una lengua extranjera, la lengua española es al contrario una lengua completamente estadounidense.
Actualmente, gracias a las olas migratorias desde varios países Latinoamericanos hacia los Estados Unidos durante las últimas décadas, el español es considerada la segunda lengua más hablada en el país. De acuerdo al censo, existen más de 40 millones de hispanohablantes en el país, y aunque la proporción de hispanohablantes es más alta en los estados fronterizos con México y en Puerto Rico, el español es la segunda lengua más hablada en 48 de los 50 estados, demostrando su relevancia nacional.
Sin embargo, el censo testifica también la existencia de un declive en el uso del idioma en la segunda y tercera generaciones de inmigrantes hispanohablantes, aunque su disminución es menor al de otras lenguas de inmigrantes en el país. Este declive se destaca por que se contrasta con varias encuestas que han concluido que la gran mayoría (>80%) de latinos considera que es importante que futuras generaciones hablen el español. ¿Por qué existe este declive, si una proporción tan grande de la población hispanohablante quiere que futuras generaciones hablen su lengua?
Quizás se explica por el hecho de que a pesar de su gran importancia demográfica e histórica, y el deseo de la población latina de retener la lengua de Cervantes, el español carece de representación en las esferas de poder en los Estados Unidos, específicamente en la prensa y en el gobierno, y sufre de un sistema educativo que no lo valora. En la mayoría de estados, no hay ningún requisito de idioma más que del inglés, y los recursos que existen para aprender español son casi exclusivamente para principiantes en vez de los que lo hablan como lengua heredada.
Por lo tanto, las razones de la disminución del uso del español en la prensa estadounidense quedan más claras. Dado a que el sistema educativo en nuestro país no apoya el español suficientemente ni para hablantes nativos ni para principiantes, hispanohablantes que nacieron en los Estados Unidos y se educaron en nuestro sistema educativo carecen en casi todos los casos de una educación formal en su lengua. Por esta razón, aunque este grupo habla el idioma, les resulta difícil leer y escribir. Mientras tanto, los inmigrantes hispanohablantes prefieren leer en español, pero, y sobre todo si son recién llegados al país, quizás carecen del conocimiento del trasfondo político, social y económico estadounidense y por entonces prefieren contenido adaptado por inmigrantes.
Ante esta situación, al intentar satisfacer a estos dos grupos tan distintos, la prensa estadounidense se encuentra en una situación bastante complicada. Por ahora, la mayoría de publicaciones han escogido enfocarse en la población migrante, lo cual tiene sentido financiero porque la mayoría de hispanohablantes en el país son inmigrantes, y también socialmente porque esta gente, como son mucho más probable de no hablar el inglés, son los que más necesitan servicios como la prensa en español.
Pero con el crecimiento de la población latina nacida en los Estados Unidos, la prensa hispanohablante necesita adaptarse con el fin de poder servir a este nuevo grupo de lectores.
Se necesita una mayor presencia en las redes sociales y diversos medios de comunicación que atraigan a esta nueva audiencia. Los medios sociales ya juegan un papel importante, dado que hoy en día es más fácil que nunca mirar videos y leer artículos y posts en español. Sin embargo, es importante que la prensa retome su papel en esta ardua tarea de ofrecer contenido en español para lectores bilingües. Teniendo en cuenta lo anterior, publicaciones como la nuestra, Columbia Political Review, son indispensables para alcanzar esta meta. Nuestra publicación se dedica no sólo a informar a sus lectores sino también a preparar y formar a los escritores del futuro. Por lo tanto, al publicar artículos en español sobre la política estadounidense, además de brindarle a lectores de todos los niveles una oportunidad para informarse en español, abre la oportunidad para nuevos escritores hispanohablantes de poder afinar sus habilidades.
Promover la lengua española en la prensa podría beneficiar en el largo plazo a nuestra sociedad además de los derechos civiles de nuestros habitantes. El éxito económico de organizaciones regionales como la Unión Europea o la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (conocido por su acrónimo en inglés, ASEAN) demuestran los beneficios de vivir en una región del mundo bien vinculada. Como herencia de la colonización, las Américas disfrutan del hecho de que la mayoría de los países en sus dos continentes hablan español o inglés. Por lo tanto, Estados Unidos se vería en una situación beneficiosa económicamente si promoviera el uso del español de una manera más fluida ya que podría crear mejores vínculos con los demás países de las Américas, aumentado la riqueza de todo el hemisferio.
Una vez que Estados Unidos vea los beneficios de esta nueva iniciativa, probablemente nos daremos cuenta de la riqueza multilingüe que disfrutamos y habrá voluntad política para poner en marcha inversiones en todas los idiomas con largas e importantes historias en nuestro país. Visto así, incrementar la presencia del español en la prensa no es solamente una acción importante para la comunidad latino o la población hispanohablante sino para toda nuestra nación. Lo que queda claro, es que si buscamos vivir en un país multicultural y plurilingüe, es necesario reiterar la importancia que el español siempre ha ejercido en nuestra nación, desde sus inicios.
Carsten Barnes (GS ’23) es un Senior Editor para CPR Policy 360 y estudia economía y estadística. Originalmente de Washington, D.C., sus intereses incluyen la economía del desarrollo, las relaciones internacionales y la política de lenguajes.
In February 2016, the New York Times, one of the most prestigious newspapers in the United States, announced the launch of The New York Times in Spanish, a page that offered "a selection of the best of the New York Times translated into Spanish and also original articles.” After three years, the company discontinued the site, which despite attracting a new audience, "did not prove to be financially successful." In January of this year, the Washington Post decided to end Post Opinión, its foray into producing articles in Spanish with a focus on Latin America, based in Mexico City. In addition, during the last years, the press companies that publish mainly in Spanish have found themselves in financial difficulties. Hoy, a Chicago-based Spanish newspaper, announced its closure in 2019. Even Univision, the Spanish-language media giant in the United States, has been in financial difficulties for years.
What does this situation show us about the use of Spanish in the United States? Has an inevitable decline in the use of Spanish begun, similar to the declines previously seen with Italian and German? Is the industry failing to adapt to serve a Spanish-speaking population that is becoming more bilingual by the day? These questions arise from another, deeper concern, which has been a source of political controversy in the country: What role should Spanish play in the United States?
The relevance of this question arises from the history of the Spanish language in the United States, which from its beginning has been a multilingual country. Unlike other languages, Spanish is distinguished by being a colonial, indigenous, and migrant language, according to historian Rosina Lozano of Princeton University. Spanish as the language of immigrants is perhaps the definition we are most familiar with today, but the other two definitions are equally important. With the arrival of the conquistadors on the continent and the creation of the Spanish empire in the 15th century, the language, as a colonial language, expanded in the Americas, including in various parts of what is now considered the United States. However, one must also note its position as an indigenous language. When the United States conquered the southwestern territories of Mexico after the War of 1848 and Puerto Rico from Spain in the early twentieth century, the vast majority of people living in these areas spoke Spanish.
So when considering the Spanish language in the United States, imposing the narrative that Spanish is a declining immigrant language is a dangerous simplification that excludes millions of American speakers. Seen this way, instead of being a foreign language or a language of immigrants, the Spanish language is, on the contrary, a completely American language.
Currently, thanks to the migratory waves from several Latin American countries to the United States during the last decades, Spanish is considered the second most spoken language in the country. According to the census, there are more than 40 million Spanish speakers in the country, and although the proportion of Spanish speakers is higher in the states that border Mexico and in Puerto Rico, Spanish is the second most widely spoken language in 48 of the 50 states, demonstrating its national relevance.
However, the census also testifies to the existence of a decline in the use of the language in the second and third generations of Spanish-speaking immigrants, although this decline is less than that of other immigrant languages in the country. This decline stands out because it is in contrast to several surveys that have concluded that the vast majority (>80%) of Latinos believe that it is important for future generations to speak Spanish. Why is there this decline then, if such a large proportion of the Spanish-speaking population wants future generations to speak their language?
Perhaps it is explained by the fact that despite its great demographic and historical importance, and the desire of the Latino population to retain the “language of Cervantes”, Spanish lacks representation in the spheres of power in the United States, specifically in the press and in government, and suffers from an educational system that does not value it. In most states, there is no language requirement other than English, and the resources that do exist for learning Spanish are almost exclusively for beginners rather than heritage speakers.
In this light, the reasons for the decline in the use of Spanish in the US press become clearer. Given that the educational system in our country does not support Spanish sufficiently either for native speakers or for beginners, Spanish speakers who were born in the United States and educated in our educational system lack in almost all cases a formal education in their language. For this reason, although this group speaks the language, it is difficult for them to read and write. Meanwhile, immigrant Spanish speakers prefer to read in Spanish, but, especially if they are newcomers to the country, perhaps lack knowledge of the American political, social and economic background and therefore prefer content adapted to immigrants.
Faced with this situation of trying to satisfy these two very different groups, the American press finds itself in a rather difficult situation. Until now, most publications have chosen to focus on the migrant population, which makes sense financially because the majority of Spanish-speakers in the country are immigrants, and also morally because these people, since they are much more likely to not speak English, are those who most need services such as the press in Spanish.
But with the growth of the US-born Latino population, the Spanish-language press needs to adapt in order to serve this new readership.
A greater presence is needed on social networks and various media to attract this new audience. Social media already plays an important role, as today it is easier than ever to watch videos and read articles and posts in Spanish. However, it is important that the press resume its role in this arduous task of offering content in Spanish for bilingual readers. Bearing this in mind, publications like ours, the Columbia Political Review, are essential to achieving this goal. Our publication is dedicated not only to informing its readers but also to preparing and training the writers of the future. Therefore, by publishing articles in Spanish on US politics, in addition to giving readers of all levels an opportunity to learn in Spanish, it opens up the opportunity for new Spanish-speaking writers to hone their skills.
Promoting the Spanish language in the press could benefit our society in the long term in addition to protecting the civil rights of our inhabitants. The economic success of regional organizations such as the European Union or the Association of Southeast Asian Nations (ASEAN) demonstrate the benefits of living in a well-connected region of the world. As a legacy of colonization, most countries in the Americas speak either Spanish or English. Therefore, the United States would be in a beneficial situation economically if it promoted the use of Spanish among its populace, since it could create better links with the other countries of the Americas, increasing the wealth of the entire hemisphere.
Once the United States sees the benefits of this new initiative, we can realize the multilingual richness the country as a whole enjoys, and there will be the political will to make investments in all the many languages with long and important histories in our country. Seen this way, increasing the presence of Spanish in the press is not only an important action for the Latino community or the Spanish-speaking population, but for our entire nation. What is clear is that if we seek to live in a multicultural and multilingual country, it is necessary to reiterate the importance that Spanish has always had in our nation, since its inception.
Carsten Barnes (GS ’23) is a Senior Editor for CPR Policy 360 and studies economics and statistics. Originally from Washington, D.C., his interests include development economics, international relations, and the politics of language.