El Efecto Rubiales: El Movimiento #Metoo español? / The Rubiales Effect: The Spanish #Metoo Movement?

El entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, entrega la camiseta de la selección masculina española al Primer Ministro Pedro Sánchez. Foto cortesía del Gobierno de España.

The then-president of the Royal Spanish Soccer Federation, Luis Rubiales, presents Prime Minister Pedro Sánchez with a jersey of the Spanish men’s national soccer team. Photo courtesy of the Government of Spain.

Fue el beso que todo el mundo vio. La gran victoria de la selección femenina española en la Copa Mundial Femenina de la FIFA fue eclipsada por un beso no consensual por el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales a Jenni Hermoso, la delantera estrella quien ha marcado los más goles en la historia del equipo. Lo que fue un momento especial para las deportistas femeninas en España y a través del mundo se transformó en otro recordatorio del sexismo que sigue siendo endémico en el deporte.

El delito ocurrió junto después de la victoria del equipo español durante la celebración de los ganadores en un podio en el centro del campo, lo cual generó amplias críticas públicas. Según Hermoso, el beso definitivamente no fue consensual, diciéndole a la prensa que “claramente me sentí no respetada. En ese momento no se me respetó en ningún momento, ni como jugadora ni como persona, estaba viviendo algo que era histórico”. El 25 de enero, un juez falló que Rubiales enfrentará un juicio por sus acciones que ya han provocado su despido de la presidencia de la RFEF. 

Al momento, Rubiales y sus colegas están siendo procesados por una carga de coerción por haber presuntamente presionado a Hermoso que abandonara el juicio y dijera que el beso fue consensual. Estas cargas, de agresión sexual y coerción, demuestran la profundidad de la cultura sexista y coercitiva adentro del deporte y, si Rubiales es condenado, este juicio puede representar un gran paso adelante en reformar esta cultura.

España tiene una historia impresionante de deportes femeninos y un fuerte movimiento de derechos femeninos que abarca la mayoría del Siglo XX. Recientemente, el movimiento femenista ha sido reconocido por sus logros progresivos en varios campos sociales, por ejemplo en la lucha contra el sexismo en el sistema judicial y varias campañas contra la violencia de género. La victoria en 2023 fue la primera vez que la selección femenina española ha ganado la Copa Mundial, un logro que expone la fuerza de la participación femenina en los deportes. Pero la alegría de ese momento fue arrebatada de estas mujeres en otra instancia de las acciones de los hombres atrayendo más atención de la prensa que los logros de las mujeres.

Sin embargo, la controversia resultante ha aumentado el enfoque del público general al movimiento femenista en los deportes y las victorias que la campaña se ha ganado, como el tratado a que llegaron las deportistas de la Liga F (la división más alta del fútbol femenino español) después de amenazar con una huelga por un aumento a sus salarios mínimos. Por su parte, las jugadoras de la selección nacional también expresaron su apoyo por Hermoso tras un boicoteo contra la RFEF el año pasado que terminó con un trato que promete cambios al pago e infraestructura del equipo y que avanzan hacia la igualdad con el equipo nacional masculino. Estos cambios y el juicio de Rubiales evidencian un enfrentamiento nacional con el sexismo en los deportes femeninos en España.

Aunque no parezca evidente ahora mismo, este momento del Mundial más probable catalizará una transformación cultural esencial. Podría iluminar los prejuicios que quedan en la RFEF, una organización que sólo tiene cinco mujeres en su asamblea nacional de 100 asambleístas. Reconocer la actitud que rodea el fútbol femenino en el órgano rector más alto del fútbol profesional español tiene el potencial de reorientar actitudes nacionales resultando en consecuencias para toda la sociedad española.

Por ejemplo, después del beso ha surgido interés en el juicio de Dani Alves, un estrella brasileño que jugó para Barcelona. Este juicio, en el que Alves ha sido acusado de violar a una mujer en una discoteca, ha recibido mucha cobertura en la prensa española y ha causado alboroto mundial. La defensa planteó un argumento machista que Alves estaba demasiado borracho para saber mejor, un tipo de defensa que desafortunadamente sigue siendo entretenido por el sistema legal, incluso en el juicio de Rubiales, quien sostiene que el beso a Hermoso fue un producto de la euforia de la situación celebratoria.
España está en un punto de inflexión. El movimiento #SeAcabó ha generado mucha tracción, inspirado por el escándalo de Rubiales y propulsado por varias manifestaciones de solidaridad de deportistas, figuras públicas y publicaciones en las redes sociales. Este hashtag y el movimiento refleja el movimiento #MeToo que circuló el mundo anglófono en los años 2010.

El impulso cultural que está en moción promete cambio en muchos aspectos del sector deportivo y la sociedad en general. Casos como estos traen oportunidades para reflejar y modernizar instituciones fundamentales como la RFEF que sirven un papel importante en la sociedad española. Un movimiento español contra el sexismo en los deportes femeninos puede difundirse a otros países hispanohablantes en los que también existe un desequilibrio entre los deportes masculinos y femeninos aunque haya habido una explosión en la popularidad de los deportes femeninos como el fútbol y béisbol. Con un foco más grande en la RFEF y la selección femenina debido a las noticias y el éxito atlético que han disfrutado, este momento cultural puede cambiar la trayectoria de los deportes femeninos a nivel global para siempre.


Jack Gonzalez (GS ’24) es un editor senior para el Columbia Political Review que está estudiando historia. Él ha tenido interés en la política exterior desde niño y espera traer problemas globales a la vanguardia a través de sus escritos. Puede alcanzarlo a mjg2279@columbia.edu.


It was the kiss the whole world saw. The great victory of the Spanish women’s national soccer team in the FIFA Women’s World Cup was eclipsed by a non-consensual kiss from the ex-president of the Royal Spanish Soccer Federation (RFEF), Luis Rubiales, to Jenni Hermoso, the star striker who has scored the most goals in the team’s history. What was a special moment for female athletes in Spain and across the world became another reminder of the sexism that remains endemic to the sport.

The offense occurred just after the team’s victory celebration in the center of the field after their win, which generated wide public scorn. According to Hermoso, the kiss was definitely nonconsensual, telling the press that “I clearly felt disrespected. At that moment I was not respected at any time, not as a player and not as a person, I was experiencing a historic moment.” On January 25, a judge ruled that Rubiales will face a trial for his actions that have already provoked his dismissal as president of the RFEF.

At the moment, Rubiales and his colleagues are being prosecuted for a charge of coercion for having allegedly pressured Hermoso to drop the charges and say that the kiss was consensual. These charges, for sexual assault and coercion, demonstrate the extent of the sexist and coercive culture inside the sport, and, if Rubiales is convicted, this trial could represent a big step forward in reforming this culture.

Spain has a grand history of women’s sports and a strong women’s rights movement that spans the majority of the 20th century. Recently, the feminist movement has been recognized for its progressive achievements in various social fields, for example in the fight against sexism in the judicial system and multiple campaigns against gender-based violence. The 2023 victory was the first time that the Spanish women’s national team has won the World Cup, an achievement that shows the strength of female participation in Spanish sports. But the happiness of that moment was taken from these women in another instance of the actions of men attracting more attention from the press than the achievements of women.

Without a doubt, the controversy has increased the public’s focus on the feminist movement in sports and the victories that the campaign has won, like the contract achieved by the athletes in the Liga F (the highest division in Spanish women’s soccer) after threatening to strike in a campaign for an increase to their minimum salaries. On their end, the players on the national team also expressed their support for Hermoso through a boycott against the RFEF last year that ended with an agreement that promised changes in payment and to the team’s infrastructure that advanced toward equality with the men’s national team. These changes and Rubiales’ trial are evidence of a national confrontation against sexism in Spanish women’s sports.

Although not obvious at this moment, this moment from the World Cup will likely catalyze a pivotal cultural transformation. It could illuminate the prejudices remaining in the RFEF, an organization that only has five women in their national assembly of 100 members. Recognizing the attitude that surrounds female soccer in the highest governing body of professional Spanish soccer has the potential of reorienting national attitudes resulting in consequences for all of Spanish society.

For example, after the incident, interest has surged in the trial of Dani Alves, the Brazilian star that played for Barcelona. This trial, in which Alves has been accused of raping a woman in a nightclub, has received a lot of coverage in the Spanish press and has caused global backlash. The defense presented a machismo argument that Alves was too drunk to know better, a type of defense that unfortunately has been entertained by the legal system, including in Rubiales’ trial, in which he maintains that the kiss was a product of the euphoria of the celebratory situation.

Spain is at an inflection point. The #SeAcabó (“It’s Over”) movement has generated much traction, inspired by Rubiales’ scandal and propelled by various demonstrations of solidarity from athletes, public figures, and publications on social media. This hashtag and the movement reflect the #MeToo movement that circulated the English-speaking world in the 2010s.

The cultural wave in motion promises change in many aspects of the sports industry and society in general. Cases like these bring opportunities to reflect and modernize fundamental institutions like the RFEF that serve an important role in Spanish society. A Spanish movement against sexism in female sports could spread to other Spanish-speaking countries in which there also exists an imbalance between male and female sports, although there has been an explosion in popularity in female sports like soccer and baseball. With a greater focus on the RFEF and the women’s national team due to the news coverage and athletic success that they have enjoyed, this cultural moment could change the trajectory of female sports at the global level for good.


Jack Gonzalez (GS ’24) is a senior editor at Columbia Political Review studying history. He has been interested in foreign policy from a young age and hopes to bring global issues to the forefront through his writing. He can be reached at mjg2279@columbia.edu.